15 Apr
15Apr

1 de Febrero de 2018

Muuuuy prontito, vamos mis padres mi hermana y yo dirección al aeropuerto. En el maletero un maletón enorme, una maleta de cabina y la mochila del portátil. Yo ni estaba cansada pese a que había dormido bastante En el avión de camino a Ámsterdampoco porque era un saco de nervios. Cuando llegamos, vimos a la que se convertiría en mi mayor apoyo del Erasmus, mi Lu, con su familia también. 

Nos despedimos y entramos juntas al control del aeropuerto. Realmente pese a que llevábamos unos cuantos meses hablando solo habíamos coincidido dos veces en persona por lo que no nos conocíamos mucho pero tenía la sensación de conocerla de antes. Los que tenéis la suerte de conocerla ya sabéis como es ella de cercana, hace sentir a gusto a cualquiera. Además, habíamos cogido el avión, la residencia y las asignaturas de la universidad juntas por lo que se acabaría convirtiendo en mi día a día. 

Antes de subir al avión conocemos a Marta y Ana, Lu había hablado con ellas antes y por eso íbamos a hacer las cuatro juntas la travesía que es ir de Madrid a Groningen. Las dos acabarían convirtiéndose también en parte fundamental de esos 5 meses. Iban a ser tanto apoyo como compañeras de fiesta innumerables veces. Tuve mucha suerte de ir tan bien acompañada a la que sería mi nueva casa.

Llegamos a Ámsterdam y formamos un buen jaleito para conseguir bajar los maletones de todas por las escaleras mecánicas que nos llevaban al andén del tren ya que éstas iban suuuuuuuper rápido lo cual hizo de la situación un show. Pero bueno, al final lo conseguimos y otras 3 horitas de tren hasta que finalmente llegamos a Groningen. En la estación conocemos a Kim, el pobre sí que había hecho un viaje largo desde China, así que como para quejarnos nosotras... Pedimos un uber a la residencia, sin ser conscientes de que estábamos literalmente a 15 minutos andando, pero estábamos tan cansadas que ni nos importó. Recogemos las llaves y ya está, oficialmente tenemos un nuevo sitio en el que vivir.

A Lu y a mi nos parece genial idea ir ese mismo día de expedición al Primark a comprar cositas para el cuarto y obviamente, nos perdemos al volver, de noche, lloviendo y con poca batería en el móvil. Una auténtica odisea. 

Para cerrar el día e inaugurar por todo lo alto el Erasmus subimos a beber al 9º piso de la resi con toda la gente que llevaba viviendo allí desde el primer cuatrimestre y unos pocos nuevos como nosotras para después acabar saliendo a conocer los pubs que serían hogar de muchas muchas noches. 

 Y así fue el primer día de 5 de los mejores meses de mi vida.

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